Del silencio a la palabra: cómo LSOA ayudó a Richard a encontrar su voz

Cuando la madre de Richard cambió por primera vez a Lone Star Online Academy (LSOA), no estaba segura de qué esperar. "Estaba asustada y nerviosa", recuerda. "Todo era virtual. Era algo totalmente nuevo para nosotros".
Richard, ahora un estudiante próspero en LSOA, comenzó el programa en primer grado. Por aquel entonces, aún no hablaba mucho, ya que le habían diagnosticado autismo a los dos años. "No podía hablar", explica su madre. "Nos comunicábamos a través del lenguaje de signos, y estaba en terapia del habla, pero nada parecía ayudar".
Antes de matricularse en LSOA, Richard pasó dos años en una escuela física, pero su madre dijo que no funcionaba. "Llamaban todos los días. Siempre pasaba algo", recuerda. "Sabía que necesitaba algo diferente para mi hijo. Quería formar parte de su educación, ver lo que aprendía y ayudarle".
Así que recurrió a Google. Así es como descubrió las escuelas impulsadas por K12 y finalmente aterrizó en LSOA.
Como muchos padres que prueban el aprendizaje en línea por primera vez, el primer año supuso un reto. "Estaba emocionada y nerviosa. Recibí el material escolar por correo y monté su mesa de estudio, pero a veces era difícil", dice. "Especialmente con mi hija en tercero, tenía que hacer muchos malabarismos. Muchas veces quise dejarlo".
Pero algo la hizo seguir adelante y pronto vio el impacto. "Un día, su profesor le pidió que leyera un pasaje en voz alta. Y lo hizo. Solo. No me lo podía creer", dice. "Me alegré. Su profesora también. Fue un momento de orgullo".
El rendimiento académico de Richard mejoró constantemente -obteniendo sobresalientes y una sola B en el boletín de notas- y, lo que es más importante, empezó a encontrar su voz. "Ahora habla. Nos cuenta cómo se siente. Nos dice lo que quiere hacer el fin de semana", dice su madre. "Le encanta Minecraft, los Legos, los dinosaurios y bailar al ritmo de ¡Danny Go!".
Para su madre, el viaje ha sido transformador, no sólo para Richard, sino para toda la familia. "Todos los días recuerdo el momento en que quise rendirme", dice. "Me alegro mucho de no haberlo hecho. Lleva tiempo. Requiere paciencia. Pero merece la pena. Estoy orgullosa de él. Y estoy orgulloso de esta elección".
Hoy, Richard empieza cada mañana con un alegre "¡Buenos días!" a su profesor y a sus compañeros, algo que antes parecía imposible. Para esta familia, LSOA ha sido algo más que una escuela: ha sido un lugar donde Richard ha podido crecer, prosperar y, por fin, ser escuchado.
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